domingo, 27 de octubre de 2013

DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA



 “Diversidad lingüística y multilingüismo”

Primeramente conviene resaltar que la diversidad lingüística es la tónica dominante en nuestro planeta,  en otras palabras, el monolingüismo es mucho más extraño al mundo que el bilingüismo o multilingüismo, incluso en una misma zona geográfica. Por lo tanto, seria de necios negar la existencia de la gran pluralidad de lenguas existentes.

Por un lado, toda lengua tiene un valor comunicativo indiscutible  y un valor simbólico muy potente.  Con todo ello, se ha de tener en cuenta que la lengua juega un rol muy importante en la identidad de las personas,  además de  marcar la cultura de las mismas. Es decir, la lengua da significado  a  lo que somos, y así mismo es la que nos hace pertenecer a un grupo concreto, facilitando la integración y desarrollo personal. Por otro lado, la lengua que usamos es nuestra carta de presentación ante la sociedad y el mundo en que nos movemos.

Es por estos principios, por los cuales nos encontramos en la necesidad de conocer y desenvolvernos correctamente en un determinado idioma. La consecución de este objetivo supone un éxito como personas autónomas dentro de la sociedad. El problema surge cuando en una misma área cohabitan diferentes lenguas, es el momento de preguntarnos ¿cuál elegir? ¿cuál nos beneficiará más en el futuro?...

Llegados a este punto, la elección de una lengua en particular, en lugares donde conviven varias de ellas, surge por las necesidades prácticas de cada individuo. Eso es,  la lengua elegida marcará indirectamente nuestro propio futuro. Dependerá entonces de nosotros mismos el conocer un idioma en su plenitud a la vez de enriquecernos con la diversidad lingüística que nos rodea, o en cambio, conocer una lengua determinada y renegar de la existencia de las demás.

Por un lado, una lengua dominante conserva valores comunicativos y simbólicos inalterables, y se usa de manera habitual, por otro lado, una lengua minoritaria no goza de este lujo, es decir, aquí estos valores se encuentran separados,  y por lo tanto  el idioma  va perdiendo  parte de su uso comunicativo habitual, pero conserva su valor simbólico.  En consecuencia, el deseo de hablar una lengua determinada que está en retroceso termina por quedar relegada al sentimiento de identidad de un grupo en particular,  por causas políticas, nacionalistas o étnicas.

Finalmente, me pregunto: ¿Por qué existe una rivalidad tan acusada entre la diversidad lingüística? ¿Por qué no dominar una lengua plenamente y admitir la existencia de otras?

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