EL LIDERAZGO EDUCATIVO Y SU PAPEL EN LA MEJORA
La función del Sistema Educativo en un país en democracia es crear escuelas
que aseguren a todos los estudiantes el éxito educativo, es decir, una buena
educación de calidad con igualdad de oportunidades.
Por lo tanto, es en los centros educativos donde se debe garantizar a todos
los alumnos los aprendizajes imprescindibles y necesarios para el completo
desarrollo del individuo autónomo y responsable, integrado con éxito en la
sociedad que le rodea. Llegados a este punto, es el equipo docente, el
destinado para hacerlo posible, centrando sus esfuerzos en dicha meta.
El progreso de la educación pasa por cambios en el modelo legislativo del
Sistema Educativo. Tanto es así, que si la escuela como institución, es la
unidad básica de análisis de la mejora educativa, el equipo docente debe ser el
responsable último del incremento en los aprendizajes de los estudiantes.
Conviene plantearse cuáles son las tareas y responsabilidades que deban
tener dicho equipo, y de acuerdo con
ellas, promover los cambios oportunos para una mejor adecuación y obtener unos
resultados lo más satisfactorios posibles para todos.
Es indiscutible que para llegar a buen término, es indispensable ejercer un
liderazgo efectivo y consecuente, es decir, es necesario tener la capacidad de ejercer influencia sobre otras
personas, afectando, especialmente en el plano organizativo.
El liderazgo pedagógico, es un factor crítico de primer orden en la mejora
de la educación, así como el liderazgo
educativo es un factor de primer orden en la mejora de resultados. Con todo
ello, las nuevas orientaciones de las políticas educativas potencian el
liderazgo pedagógico.
La capacidad de mejorar de un centro escolar depende, de manera relevante,
de equipos docentes con liderazgo que contribuyan a dinamizar, apoyar y aprender
a desarrollarse, contribuyendo a construir la capacidad interna de mejora.
Para la obtención de los resultados y objetivos deseados, los cambios
deben, iniciarse internamente, de modo colectivo. Así llegamos a conclusión,
que el liderazgo no debe ser restringido al equipo directivo, sino compartido
por todo el equipo docente, y poder decidir qué hace o puede hacer todo el
personal para mejorar la labor docente del profesorado en el aula y el
aprendizaje de los alumnos. Desde luego, es preciso pasar de un modelo “transaccional”,
a uno “transformador”.
Los líderes escolares sólo pueden influir en los resultados de los
estudiantes si cuentan con autonomía suficiente para tomar decisiones
importantes acerca del currículum y la selección y formación de maestros;
además, sus principales áreas de responsabilidad deberán concentrarse en
mejorar el aprendizaje de los alumnos.
Para obtener un liderazgo competente se deben estructurar las funciones,
expectativas e incentivos, todo esto ha contribuido a que asumamos que un
liderazgo sea indispensable para el aprendizaje del alumnado, del profesorado y
del propio centro como organización.
Para terminar, solo cabe decir que el
liderazgo escolar desempeña una función decisiva en la mejora de los resultados
escolares, además de influir en las motivaciones
y capacidades de los maestros y en el ambiente escolar.
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